Datos recientes dibujan una imagen más nítida de la lucha de Acapulco contra las malas noticias
Durante varios años Acapulco ha sido maltratada por informes negativos de los medios, que han dejado en ruinas su economía dependiente del turismo y han propagado un sentimiento de desilusión e impotencia por toda la ciudad.
De acuerdo con estos datos recientemente compilados, Acapulco clasifica en el quinto lugar en la categoría de total de asesinatos entre las 1,167 áreas de México analizadas durante los cuatro años comprendidos entre 2007 y 2010:
Juárez 6,437
Culiacán 1,890
Tijuana 1,667
Chihuahua 1,415
Acapulco 661
Los datos sugieren también que Acapulco sigue siendo una zona candente nacionalmente en cuanto a homicidios, mostrando el cuarto mayor incremento en el total de crímenes desde 2009 a 2010, con un brusco incremento de 220 asesinatos con respecto al año anterior (detrás solamente de Juárez con 508, Chihuahua con 256 y Mazatlán con 223), un incremento del 150% y la desafortunada tendencia parece indicar que continuará en 2011.
Pero, ¿realmente uno arriesga su vida al poner un pie en Acapulco? ¿Se merece Acapulco la reputación de ser uno de los lugares más peligrosos de la tierra?
A pesar de las informaciones difundidas por la prensa sensacionalista acerca de la enorme inseguridad que reina en Acapulco, los datos nos hablan de algo muy diferente.
Más que contarnos la historia de un complejo turístico, una vez glorioso, que se ha convertido en un infierno en la tierra debido al enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes, los datos confieren demasiado peso a imputaciones que desde el principio los Acapulqueños han calificado como exageraciones de los delitos que se cometen en Acapulco. Al mismo tiempo que distan de ser noticias que uno podría calificar de buenas para esta ciudad portuaria, los números confirman que Acapulco sigue siendo un destino comparativamente seguro, si no nos empeñamos en compararla con su pasado idílico.
La medida más ampliamente usada para comparar los índices de criminalidad entre poblaciones dispares es expresar la cifra en términos de asesinatos por cada 100,000 habitantes. El empleo de esa relación elimina de la discusión un elevado nivel de distorsión. Una gran ciudad, que en igualdad de circunstancias tendría un número mayor de crímenes en total en virtud de su mayor población, puede compararse en términos iguales con una localidad más pequeña para determinar la probabilidad de que pueda ocurrir un crimen a un individuo en particular, una estadística mucho más significativa en la determinación de cuál es realmente "más peligrosa".
En el año 2008, el año en el cual el problema de la violencia en Acapulco comenzó a despertar interés en los medios internacionales, el área (suponiendo una población de 710,000 habitantes) tuvo un índice de crímenes de 9.85 por 100,000 residentes, por lo que estadísticamente era tan segura como cualquier área urbana de tamaño similar de los Estados Unidos.
En 2009, un año muy malo para los patrones históricamente pacíficos de Acapulco con 150 asesinatos, la ciudad tenía un índice de 21.3 por cada 100,000 residentes. De esta manera, Acapulco era estadísticamente menos peligrosa que ciudades norteamericanas tales como Memphis, Tennessee, con 21.8 asesinatos por cada 100,000 residentes y que Miami, con sus 24.4 crímenes por cada 100,000 residentes ese mismo año. En 2009 Acapulco fue más del doble de segura que Nueva Orleans, Luisiana, con una población de 343,829 y un índice de 50.6 asesinatos por cada 100,000 residentes.
No obstante, no hubo informes de prensa llenos de pánico ni recomendaciones del gobierno a los viajeros advirtiéndoles que evitaran ir a Memphis o a Miami, pero se arremetió contra Acapulco.
En 2010, el peor año de Acapulco hasta la fecha con 370 asesinatos, la ciudad tuvo un índice de 52.11 crímenes por cada 100,000 habitantes. A pesar de esta estadística sombría, Acapulco puede aún decir con confianza que no es una ciudad prohibitivamente peligrosa.
Aunque el Spring Break se canceló durante 2011 y muchos de los medios fueron presa de una histeria vergonzosa acerca de la seguridad de los jugadores en el Abierto Mexicano de Tenis, el Mardi Gras siguió adelante sin vacilaciones en Nueva Orleans, una ciudad con un índice de criminalidad comparable a Acapulco en 2010. ¿Qué les parece?
De acuerdo con los datos disponibles, en 2010 Acapulco se mantuvo más segura que muchas ciudades de los Estados Unidos. Más cuando se considera que la tasa de asesinatos de Acapulco está distorsionada por el hecho de que estas estadísticas se calculan a nivel municipal, en vez de limitarse a los límites tradicionales de la ciudad donde radican las infraestructuras turísticas.
Virtualmente todos los delitos violentos que han plagado a "Acapulco" han ocurrido realmente lejos de las áreas turísticas en pueblos ubicados en el lado opuesto de las montañas de la Sierra Madre. Además, muchos de los informes de la violencia atribuida a Acapulco no tuvieron lugar incluso ni cerca del municipio donde está situada, mucho menos dentro de los límites de la ciudad.
El resultado sería similar a culpar a Nueva York de la ola de crímenes que está teniendo lugar en la cercana Newark, Nueva Jersey.
Hasta la fecha no ha habido un sólo informe de un ataque relacionado con bandas de narcotraficantes contra un turista de Acapulco. Eso mismo no puede decirse de muchos destinos turísticos de los Estados Unidos y mucho menos de muchos destinos turísticos internacionales, donde las bandas callejeras consideran a los turistas como objetivos principales.
Nadie debe desentenderse del problema de la violencia en Acapulco. Esta ciudad tiene un problema. Un problema serio. Un problema complejo que desafía a las soluciones fáciles. Dada la inercia general en la guerra contra el narcotráfico en México, es un problema que puede durar años.
Al mismo tiempo, no se debe ignorar la caprichosa destrucción de la industria turística de Acapulco por la irresponsabilidad de muchos periodistas y reporteros de los Estados Unidos y Canadá. Pareciera que muchos han vertido el fuego del infierno sobre el puerto sin otra razón aparente que el mero hecho de poder hacerlo. A otros simplemente parece que no les preocupan los hechos.
Tal información irresponsable ha infligido un doloroso daño a una ciudad que no se lo merece. En el proceso han tenido que cerrar cientos de locales de negocios y decenas de miles de personas han sido lanzadas a la pobreza.
A juzgar por los datos disponibles, no fue hasta 2010 que el índice de asesinatos de Acapulco se habría aproximado a los que exhiben actualmente en algunas de las ciudades norteamericanas más problemáticas. Hay mucha evidencia que permite sugerir que Acapulco permanece, hasta hoy, más segura que innumerables destinos turísticos populares los cuales no vacilarían en visitar los turistas promedio de Estados Unidos o Canadá.
Como demuestra la estadística, Acapulco ha sido una víctima repetida de la calumnia y la difamación. Que los Acapulqueños se preguntan quién ha hecho más daño a la ciudad, los narcos o los medios que radican al norte de la frontera, pone en perspectiva el estado de cosas reciente de Acapulco.
Y de nuevo, ¿por qué permitir que distracciones tales como datos verificables se interpongan en el camino de tal historia tan entretenida? Pues, y uno debe admitirlo, los que alimentan el mito de la extinción de Acapulco raramente dejan de citar hechos importantes de manera sopesada, por ejemplo, que Elizabeth Taylor estuvo una vez de vacaciones aquí.